Eje 2
Economía para la vida y reparto justo de la riqueza
Objetivo estratégico: Garantizar la igualdad en el acceso a los recursos, luchando contra la feminización de la pobreza y la precariedad, y transitando hacia una economía para la vida que priorice los cuidados a lo largo del ciclo vital de las personas y la sostenibilidad ecológica y social.

Una economía para satisfacer las necesidades básicas de todas las personas
Las políticas públicas tienen que actuar con urgencia para frenar el empeoramiento de las condiciones de vida que se está produciendo y que ataca con más virulencia a las mujeres. De ahí que, en el aquí y ahora, uno de los desafíos urgentes pase por garantizar el acceso a recursos que permitan satisfacer las necesidades humanas más básicas luchando contra la feminización de la pobreza y la precariedad, tanto en España como fuera de nuestras fronteras en el ámbito de la política exterior.
Al mismo tiempo y desde una mirada de medio y largo plazo, sin embargo, se tienen que ir desarrollando políticas públicas que sean capaces de introducir profundas transformaciones económicas para que eso que llamamos economía productiva, y que está orientada a la obtención de beneficio privado, sea una economía para la vida orientada a garantizar la satisfacción de las necesidades básicas para todas las personas y en condiciones que hagan posible la reproducción de la vida presente y futura en un planeta con claros límites físicos y evidentes signos de agotamiento.
Este eje se concreta en las siguientes líneas de trabajo:
PEIEMH - Medidas Eje 2
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Línea de trabajo I.
Empleo: construyendo un mercado laboral de calidad y en igualdad para las mujeres.Se trata de intervenir sobre el mercado laboral para garantizar empleos de calidad y en igualdad para las mujeres, erradicando la discriminación y la desigualdad de las mujeres, y dando prioridad a los sectores más precarizados y estratégicos. También se busca promover la actividad de aquellas empresas que muestran un compromiso efectivo en ese camino.
Línea de trabajo II.
Cuidados y tiempos: impulsando el reconocimiento del derecho al cuidado y una reorganización socialmente justa de los cuidados y los tiempos.En la medida en que los cuidados satisfacen necesidades básicas universales porque todas y todos necesitamos cuidados, aunque estas necesidades sean más intensivas en diversos momentos del ciclo vital, deben ser reconocidos como un nuevo derecho y deber de ciudadanía que permita configurar una resolución socialmente justa de los mismos. Esta configuración, a su vez, tiene que estar guiada por la creación de condiciones que permitan la articulación de un sistema estatal de cuidados público y universal, profesionalizar los cuidados que hoy se resuelven de manera precaria tanto en los hogares como en el mercado laboral, así como promover la corresponsabilidad de los hombres y el mercado en la satisfacción justa de los cuidados.
Línea de trabajo III.
Recursos: luchando contra la feminización de la pobreza y la precariedad.Las mujeres trabajan más en términos globales, pero son más pobres y viven vidas más precarias. Las situaciones de incertidumbre en el acceso a recursos o directamente la falta de acceso a recursos básicos, como disponer de un espacio habitable, acceso a servicios de salud, de educación, a cuidados suficientes y adecuados, o a ingresos, amenaza y afecta de manera estructural en mayor medida a las mujeres que a los hombres. En ese contexto, la intervención institucional puede desempeñar un papel de igualación en la medida en que sus acciones no se ciñan exclusivamente a las políticas de garantía de ingresos y se diseñen desde una perspectiva de género interseccional.
Línea de trabajo IV.
Sostenibilidad ecológica y social: transitando hacia entornos sostenibles para la vida.Necesitamos impulsar, en primer lugar, una cultura del cuidado en sentido amplio, humano y no humano, que ayude a definir qué se entiende por buen cuidado partiendo del reconocimiento de que los seres humanos somos vulnerables, interdependientes y ecodependientes. Y del reconocimiento de que vivimos en un entorno con claros límites biofísicos cuyo metabolismo requiere de tiempos y condiciones específicas para su reproducción. En segundo lugar, necesitamos poner en marcha políticas que fortalezcan entornos saludables y no contaminados, disponer de medios alternativos para la movilidad o recuperar edificios y espacios relacionales ya existentes frente a la lógica de la expansión ilimitada. Y necesitamos hacerlo desde la perspectiva de género para evitar que el desarrollo de entornos sostenibles en términos sociales y ecológicos no reproduzca las desigualdades de género.